miércoles, 24 de agosto de 2016

¡EL TIEMPO PASA CADA VEZ MÁS RÁPIDO! ¿CÓMO EVITARLO?

¡El tiempo pasa cada vez más rápido!  
¿Cómo evitarlo?


Cuanto más mayor te haces, más rápido pasa el tiempo. La idea descoloca a cualquiera, probablemente debido a lo abstracto que resulta. Pero ¿por qué ocurre?



Hay diferentes teorías sobre por qué nuestra percepción del tiempo varía conforme envejecemos. Para empezar, percibimos el tiempo de manera relativa, y eso significa que el paso de una hora cuando tenemos 5 años es muy diferente a cuando tenemos 55, hay una causa, bastante sencilla, que lo resume bien: cuanto más vivimos más experiencia acumulamos y más trivial parece el presente. Un niño, no ha vivido muchos años, así que un año representa un porcentaje enorme de toda tu experiencia vital. Para un adulto, en cambio, ha experimentado muchos más años así que un año se siente y percibe como algo más pequeño.



Este gráfico, elaborado por Maximilian Kiener ahonda en ese razonamiento. Cuanto más vivimos, un año supone un porcentaje cada vez menor de nuestra vida. Esa tendencia, curiosamente, se allana cuando llegamos a la treintena, la edad que muchas culturas definen como “madurez”, así llegamos al concepto relativo del tiempo.
El gráfico establece también curiosas correlaciones con otros conceptos como la economía: cuanto más dinero hay en el mercado, más insignificante es su valor (la inflación), o cuanto más abundante es un material o bien, más decrece su valor.
Aunque el proceso psicológico que hay detrás es lo suficientemente complejo como para atribuírselo únicamente a los números, hay también algunas proporciones curiosas, por ejemplo: esperar 24 días a que llegue la Navidad a los 54 años equivale a esperar todo un año cuanto tienes 5.
Eso implica entre otras cosas que una persona que viva 100 años, la mitad de su vida “percibida” ocurre entre el nacimiento y los 7 años. 
El tema principal es que vivimos menos experiencias nuevas.
Cuanto más mayores nos hacemos, más mundo vemos, comenzamos a desarrollar una rutina, todo se hace más familiar. Los días comienzan a parecer más similares entre sí y el tiempo vuela.
El psicólogo William James explicó que, comparado con la infancia, un adulto tiene menos experiencias y además menos memorables. A menudo medimos el tiempo según las “primeras veces”: nuestro primer día de escuela, nuestro primer beso, nuestra primera casa, nuestro primer hijo... cuando se nos acaban los “primeros”, James afirma que “los días y las semanas se suavizan, los años se vuelven más huecos y sin sentido”.
Cuando revisamos con detalle nuestros recuerdos, eso sí, el momento parece durar más. Esto es lo que el neurocientífico David Eagleman dice al respecto:
“Esto explica por qué pensamos que el tiempo se acelera conforme envejecemos” Eagleman afirma en relación a cómo los veranos de la infancia parecen eternos mientras que los de la edad adulta pasan en un suspiro. Cuanto más nos familiarizamos con el mundo que nos rodea, menos información necesita “escribir” tu cerebro y más tiempo parece pasar. El tiempo es algo elástico, gomoso, se estira cuando tu cerebro necesita invertir recursos en ello pero cuando piensa “Oh, sin problema, esto ya me lo sé, lo tengo controlado”, entonces se encoge.
Así que cuando nos quedamos atrapados en el temido modo de piloto automático, en realidad simplemente pasamos el tiempo a lo largo de los días sin retener información de lo que nos rodea. Es como cuando tienes un viaje realmente largo hasta el trabajo, a veces puede que conduzcas o viajes en tren durante un largo periodo de tiempo sin que luego tengas un recuerdo real de todo lo que ha sucedido en tu camino hasta allí.
El estrés y la “presión temporal” aceleran el paso del tiempo.
En un estudio publicado en Ammons Scientific, los investigadores preguntaron a los sujetos cómo de rápido sentían que el tiempo estaba pesando, desde “muy rápido” a “muy lento”. También les pidieron que calificasen la precisión con que sentían que estaban describiendo ese paso del tiempo. Y la cuestión es que, resumiendo, encontraron que la mayoría de sujetos que describían que el tiempo pasaba muy rápido era porque tenían mucho que hacer pero no demasiado tiempo para completarlo. 
Los investigadores llamaron a esto “presión temporal” y va de la mano del el estrés. Tiene sentido considerando el resto de teorías, de hecho. Cuanto más estresados estamos, es menos probable que estemos centrados y enfocados en vivir el momento presente, simplemente intentamos que el día pase lo antes posible. Y cuando lo hacemos, no tenemos el tiempo necesario ni la capacidad para memorizar lo que nos rodea y construir recuerdos detallados en nuestra memoria. Nuestra percepción del tiempo, por tanto, parece volar.
Deberíamos intentar enfocarnos en el momento presente
Si la teoría es que experimentamos el tiempo en relación a los años que hemos vivido, tiene sentido entonces que un modo de evitarlo sea comparar el momento presente contra todo lo que hemos vivido hasta ese momento.
En otras palabras: vive el momento presente. Cuando te centras en el presente, estás pensando en términos absolutos, no relativos, con respecto al tiempo. Hay algunas maneras de conseguir esto.
La meditación, ayuda a relajar y enfocar en el momento presente (viene además respaldada por toda una serie de beneficios médicos y mentales). No se necesita ser espiritual o religioso para meditar. Es tan simple como encontrar un lugar calmado, contar hasta 10 y concentrarte en tu respiración.  Se puede meditar mientras se hacen tareas además.
Enfocarte en el momento presente es una manera de estar más enfocado, más despierto. implica estar más presente en el momento y más consciente y pendiente de tus pensamientos, acciones y sentimientos.
Aparte de la meditación, hay otras formas efectivas de “vivir el momento presente”, según Melanie Pinola:
Una manera muy simple de empezar es activar determinados actos reflejos y señales que nos devuelvan al presente cuando nuestra mente, inevitablemente, comienza a perderse y vagar durante el día. Por ejemplo, mientras estés comiendo, recuerda saborear cada porción de comida que te llevas a la boca. En el trabajo, puedes programar una alerta cada hora o cualquier otro tipo de alerta que te permita pausar y enfocarte en ese momento. Pausar mínimamente antes de responder a alguien ayuda a ser más consciente del momento y de las relaciones interpersonales. Prácticas simples, como apreciar mejor la vida y simplemente dejar los pensamientos estereotipados ir.
Se tiende a estar más “presente” cuando se está de vacaciones. La misma idea de estar de vacaciones es sobre vivir más en el momento: se deja atrás el estrés y preocupaciones y uno se enfoca en relajarse, explorar y disfrutar del momento de vida.
Alejarte de tu zona de confort puede marcar por completo la diferencia. Si James está en lo cierto y el tiempo parece volar porque cada vez tenemos menos “primeras veces”, la mejor manera de combatirlo es añadir novedades y cosas nuevas a nuestra vida. Continuar aprendiendo. Cuando se tiene experiencias nuevas, se aprende mucho sobre lo que te rodea, así que naturalmente, se evoluciona con ello. Los cambios pueden suponer una gran diferencia en cómo percibimos el tiempo. Piensa cuando tenías 5, 10 o 20 años. Dependiendo de tu edad, es posible que te parezca que fue hace siglos. Has crecido y evolucionado mucho desde entonces, probablemente la razón por la que te parece que pasó hace tanto tiempo.
Cuando se está aprendiendo constantemente, leyendo acerca de nuevas cosas, probando nuevas habilidades y practicando idiomas se está, en cierto sentido, experimentando cosas nuevas. Ese aire a novedad ayuda a exprimir más el tiempo, evitando la sensación de que “vuela”.
Nuestra percepción del tiempo es un tema fascinante. Aunque es probablemente imposible “ralentizarlo” de modo que lo percibamos como lo percibe un niño de 5 años, pero al menos hay cosas que podemos hacer para evitar esa sensación de que, como dicen, la días “vuelan”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario