Los trabajos de Hércules
Maestro Tibetano Djwhal Khul - Alice A. Bailey
Trabajo 9
Matando las Aves de Estinfale
Sagitario
El Mito
Dentro
del lugar de paz permanecía el Maestro, y habló a Hércules. "Oh, hijo de
Dios que eres también un hijo de hombre”, dijo el Maestro, "ha llegado el
tiempo de hollar otro camino. Tú te hallas ante el noveno Portal. Pasa por él y
encuentra el pantano de Estinfale donde moran los pájaros que hacen estragos.
Descubre, luego, el camino para hacerlos volar de su por mucho tiempo, segura
morada".
Él se detuvo un
momento. "La llama que brilla más allá de la mente revela la dirección
segura”, agregó. "La tarea aguarda. Tú debes pasar ahora a través del
noveno Portal".
Hacia adelante, entonces, marchó Hércules, el
hijo del hombre que era también el hijo de Dios.
Buscó por mucho tiempo hasta que llegó a
Estinfale. Ante él se tendía el fétido pantano. Una multitud de pájaros
graznaban roncamente, un coro amenazador y disonante, a medida que él se
acercaba.
Mirando más de cerca vio los pájaros. Grandes y
feroces y horribles eran. Cada uno tenía un pico de hierro, afilado como una
espada. Las plumas también parecían como dardos de acero, y si caían, podrían
partir en dos la cabeza de los fatigados viajeros. Sus garras igualaban a sus
picos en agudeza y fuerza.
Tres pájaros, percibiendo a Hércules, se
precipitaron sobre él. Él se mantuvo en su lugar, y paró los ataques con la
pesada maza que sostenía. A un pájaro lo golpeó resonantemente sobre el lomo;
dos plumas cayeron verticalmente al suelo y temblaron mientras se hundían en la
floja tierra. Finalmente los pájaros se retiraron.
Hércules
permanecía delante del pantano, y reflexionaba en cómo podría realizar la tarea
asignada, cómo liberar al lugar de estas aves de rapiña.
Buscó muchos medios para encontrar una manera de
lograrlo. Al principio trató de matarlos con un carcaj lleno de flechas. Los
pocos que mató no eran sino una fracción de los muchos que quedaban. Se
elevaban en nubes tan espesas que ocultaban el sol.
Pensó en colocar trampas dentro del pantano. Ni
barca ni pies humanos podían atravesar la ciénaga.
Hércules se detuvo. Recordó entonces las
palabras de consejo que se le habían dado. "La llama que brilla más allá
de la mente revela la dirección segura". Reflexionando por un largo tiempo,
se le ocurrió un método.
Él tenía dos címbalos, grandes y broncíneos, que
emitían un agudo sonido sobrenatural; un sonido tan penetrante y desagradable
que podía asustar a los muertos. Para el mismo Hércules el sonido era tan
intolerable, que se tapó ambos oídos con almohadillas.
A la hora del crepúsculo cuando la ciénaga
estuvo repleta de innumerables pájaros. Hércules regresó. Golpeó, entonces, los
platillos bruscamente una y otra vez. Un estruendo y un ruido tan estridente
sobrevino entonces que él mismo apenas podía soportarlo. Tal disonancia
agresora de los oídos no se había oído antes en Estinfale.
Aturdidos y perturbados por tan monstruoso
ruido, las aves de presa se elevaron en el aire con las broncíneas alas
aleteando salvajemente y chillando con ronco desaliento. Completamente
perturbada, la vasta nube de pájaros huyó con frenética prisa, para nunca
regresar. El silencio se difundió a través del pantano. Las horribles aves
habían desaparecido. Se vio el delicado fulgor del sol poniente, mientras éste
vacilaba en el paisaje que se iba oscureciendo.
Cuando
Hércules regresó, el Maestro le saludó: "Las aves de rapiña han sido
ahuyentadas. El trabajo está cumplido".Los Detalles de la Historia
Leemos que las ciénagas de Arcadía estaban
llenas de aves devoradoras de hombres, descriptas en libros antiguos como
feroces cigüeñas, las aves de Estinfale. Ascendían a tres; tres pájaros más
grandes, pero había muchos pequeños. Estaban devastando la región, pero no
podrían ser vistos; estaban ocultos en el matorral, en la maleza, haciendo
daño, pero no podían ser localizados.
Como de costumbre, Hércules se precipita hacia
la tierra de Arcadia y toma la determinación de librar a la región de estas
aves devoradoras de hombres.
El se había liberado de la ilusión y Atenea le
había dado algunos címbalos que él golpeó tan ruidosamente que los pájaros se
elevaron del pantano en el aire y trataron de escapar; entonces él montó en su
caballo alado y les disparó con sus flechas. Es una historia maravillosa.
Los pantanos son un símbolo de la mente con la
añadidura de la emoción. Hércules descubre que aunque él pueda ser un aspirante
y pueda haber triunfado en Escorpio, posee aún una naturaleza emocional, y
encuentra que los pájaros de Estinfale, especialmente tres de ellos, son de una
clase de devoradores de hombres y que él debe hacer algo acerca de eso.
Para describir su reacción, el descubrimiento
del vencedor es que él es una fuerza devastadora, que con sus palabras y
pensamientos está haciendo daño. Recuerda esto, mientras más lejos transites a
lo largo del sendero del regreso, y mientras funciones más como una entidad
espiritual, más poderoso te volverás y más daño puedes hacer. Tú eres potente,
estás esgrimiendo el poder, eres probablemente el centro de tu grupo. Si tú
eres un aspirante, si eres un discípulo, la actividad del pensamiento y el
lenguaje son tu principal actividad. Tú consideras tus pensamientos porque hay
una fuerza detrás de tu pensamiento, y cuando piensas erróneamente, el daño que
haces es mucho más poderoso que el daño que hace una persona menos
evolucionada.
Nosotros debemos lograr que los pájaros salgan
de la ciénaga al aire puro donde podemos verlos y vencerlos.
Los pájaros que más daño hacían eran
tres. En un libro están enumerados; la murmuración cruel; la plática del yo, la
conversación egoísta; y arrojar margaritas a los cerdos. ¿Qué significa eso?
Se ha dicho que la murmuración es "el
asesinato espiritual". ¿Necesito discutir la murmuración cruel cómo las
vidas han sido arruinadas por ella? Hay una ley inquebrantable, si tú murmuras
se murmurará de ti. Conseguimos lo que damos. Si tú das servicio, conseguirás
servicio; si bondad, bondad; si amor, amor. Si la humanidad te maltrata,
indágate a ti mismo y descubre en qué estás equivocado. Una escritura antigua
dice, que toda enemistad cesa para aquel que es inofensivo. Yo sé que cuando
logre la inofensividad en el pensamiento, palabra y obra, entonces no tendré
problemas. El hecho de que tengamos problemas presupone nuestra ofensividad.
Hablando acerca de uno mismo, estamos ocupados
siempre con nuestros propios problemas, nuestros propios asuntos. Arrojar
margaritas a los cerdos: hablar acerca de inquietudes ocultas para la cuales
no están preparados los oyentes. Si tú eres un discípulo sabrás a qué me
refiero.
El
problema está claro: yo soy un sagitariano y tú también. Estamos viviendo con
el emblema de Sagitario frente a nosotros todo el tiempo. Estamos tratando de
traer armonía a nuestras vidas, tratando de dirigir la vida al "altar”,
buscando hacer contacto con la serpiente de la sabiduría. Empieza con el pensamiento
y la palabra, y empieza hoy.
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