Aries
… Vean ante ustedes un cielo muy
oscuro, cargado de nubes densas, plomizas. El sol no puede mostrarse, solo hay
colores grises, morados y hay mucho viento.
Debajo de
ese cielo encapotado, oprimente, está el mar. El mar también aparece gris. Sus
olas son inmensas. Densas y rompen con estruendo, con mucha espuma. Traten de
sentir el viento, el olor al mar salado, traten de sentir la frescura, la
humedad del mar que llega hasta ustedes,
el fragor de las olas. El peso de ese panorama tan cargado.
Y ahora
vean como, de pronto, una nube se entreabre y un rayo de sol perfora el cielo.
Es una luz muy dorada que llega hasta el mar. Penetra en el mar y vean como va
hacia el fondo, como llega hasta el fondo del mar y allí algo se despierta.
Algo se activa. Es un torbellino de fuego que comienza a ascender desde el
fondo del mar buscando la superficie; vean como este torbellino irrumpe entre
las olas haciendo aparecer ante ustedes un enorme CARNERO DE LUZ Y DE FUEGO que
salta entre las olas con gran potencia buscando la playa. El cielo se abre y el
sol comienza a brillar.
Vean
el carnero lanzarse hacia la arena dorada de la playa. Ahora todo es luz. El
carnero corre, cada vez a mayor velocidad. Vean ahora de cerca de ese carnero
hecho de luz radiante, perciban su potencia, su fuerza. Cuando corre, no mira
hacia delante; embiste, con la cabeza gacha. Noten que conserva aún algas
enroscadas en forma de espiral, en sus patas y en sus cuernos, y que trata de
desembarazarse de ellas. Acérquense más al carnero de luz, más y más…
Ahora,
ustedes van a entrar en él… Ya son el carnero de luz. Sientan como su cuerpo es
luz, sientan su potencia, la fuerza y poder que tienen sus músculos. Sientan
como sus patas golpean la arena; vean pasar la arena ante sus ojos. Es lo único
que ven, no les interesa ver otra cosa. Solo quieren sentir su fuerza, la
enorme energía que lo inunda.
Ustedes
son de fuego, solo les interesa sentir esa energía, correr y correr, siempre
hacia delante. Ustedes son potencia, fuego, luz. Ustedes SON…
Tauro
… Visualicen otra vez el carnero de luz y de fuego viéndolo
correr con sus enormes cuernos. Registren otra vez la potencia, la furia, la
fuerza pero vean que algo está sucediendo. La luz se está apagando, el carnero
está cansado, la energía se termina. Vean eso y vean como el carnero busca
alimento, necesita alimento. Al buscarlo, vean como aparece un gran prado.
Traten de registrar la totalidad del paisaje en el cual está ahora el carnero.
Traten
de registrar el pasto, muy verde y muy fresco. Sientan los olores, los perfumes
de la pradera. Vean los colores en las flores. Huelan su fragancia. Sientan la
brisa en el cuerpo. Escuchen el murmullo del agua que corre por un arroyo,
escuchen cantos de pájaros y vean grandes árboles con frutos, hojas muy verdes
y un cielo muy azul.
En
ese prado, el carnero cansado comienza a comer. Se alimenta. Y al hacerlo, SE
TRANSFORMA. Vean como la luz del carnero va siendo recubierta por materia, como
se oscurece y se transforma en una gran masa negra que crece, crece. Y como esa
gran masa negra se convierte en un GIGANTESCO TORO. Véanlo con sus cuernos muy
blancos, pastando tranquilo en ese paisaje.
Acérquense
más al toro, vean sus músculos, vean la masa de carne quieta pero potente,
alimentándose, observando. Acérquense aún más al toro y sin miedo, tóquenlo.
Sientan el contacto con el cuerpo del toro, abracen ese cuerpo inmenso. Sientan
que está lleno de vida, de fuerza.
Ahora,
ustedes van a entrar en ese toro. Ustedes SON un toro. Una inmensa mole negra
de cuernos blancos. Sientan todo el peso de su cuerpo. Sientan como se apoyan
en las patas y como estas descansan cómodamente en la Tierra; sientan el olor
de la hierba y saboréenla. Ustedes comen, comen continuamente. Sientan que se
llenan de energía y sientan toda la vida que hay en el cuerpo de ustedes. En
ese inmenso cuerpo, sientan la vibración del cuerpo del toro, lleno de vida y
miren el mundo con los ojos del toro, atentos pero en calma y vean otra vez los
árboles y sientan que la misma vida, que está adentro de mi cuerpo, está
palpitando en los árboles. La misma sangre que corre por ustedes, está en los
pajaros.
Y
miren el mundo con los ojos del toro. Allí afuera hay vida. Solo vida que
palpita, que late, y es la misma vida que hay adentro. Sientan el cuerpo de ustedes
y el cuerpo de todos lo seres que están afuera. Es una sola vida. Ustedes
observan, perciben, la vida adentro y afuera…
… Esta es
la imagen para el signo de Tauro
Géminis
…Vean nuevamente al toro, ese toro negro y gigantesco, de
cuernos blancos. Está quieto, pastando en la pradera bajo el cielo azul.
Sientan los perfumes, la brisa, los sonidos que hay allí.
Vean que el
toro ha seguido creciendo, aumentando y se ha hecho enorme, poderoso. Sigue
creciendo desmesuradamente, cada vez más. Ahora comienza a bramar, escúchenlo,
sientan su potencia.
El toro se
está agitando, vean sus movimientos. Brama poderosamente, hay algo de él que
pugna por salir. El interior de su cuerpo se mueve y vean que por su boca,
entre los bramidos, comienza a salir UN HUEVO muy blanco.
El huevo
cae al suelo y se rompe. Ahora, de pronto, todo ha desaparecido. Solo queda ese
huevo roto en dos mitades, suspendido en el espacio. Vean lo que hay dentro de
él: es un niño, UN BEBE un hermoso bebe que sale de los fragmentos del huevo.
El huevo
está muy contento, sonríe; está suspendido en el espacio y ha comenzado a
jugar. Ha buscado entre los fragmentos del huevo y encontró cubos. Comienza a
jugar con ellos. Arma construcciones muy complicadas, mira atentamente lo que
hace, construye. Y de pronto, con su manita derriba todo y se rie; y otra vez
empieza a reunir los cubos dándoles otra forma, la que también deribará,
siempre riéndose.
Acérquense
más al bebé, registren sus movimientos, su sonrisa, su alegría. Se divierte
inocentemente, juega con todas las posibilidades. Ustedes van a entrar ahora
con ese bebé. Ustedes SON el bebé. Siéntanse flotando en el espacio, rodeados
de estrellas maravillosas, cerca del sol.
Ante
ustedes hay cubos blancos y negros desparramados en todas las direcciones:
mirenlos con infinita inocencia, como los ve un bebé. Quieren conocerlos,
empiecen a reunirlos, mírenlos. Dejen
que su atención quede atrapada por los cubos y comiencen a combinarlos.
No hay ninguna forma en particular que éstos deban tomar, solo hay que
combinarlos.
Una vez que
han armado algo, tienen gans de comenzar de nuevo- sientan la alegría de
derribar los cubos, la risa que les nace, las ganas de moverse tomando los
cubos que quedan alrededor de ustedes. Búsquenlos por todas partes, también los
que quieren escapar. Allí están todas las posibilidades, no hay l´mite: solo se
trata de jugar. Piensen que no hay diferentes. Nunca habrá una forma
definitiva, son los cubos blancos y negros en distintos órdenes, nada más que
esto.
Sientan la
alegría dentro de sí, no hay preocupación alguna, solo hay juego. Sólo jugar,
sin límites, sin tiempo, jugar con todas las posibilidades... bajo las
estrellas... suspendidos en el espacio, cerca del Sol...
Cáncer
... Vean nuevamente al bebé
jugando en el espacio, con los cubos blancos y negros. Vean su sonrisa, su
alegría, su inocencia. Ahora está armando algo más definido, algo que va
tomando forma. Es un esfera, una esfera azul. Y esa esfera es la Tierra.
Nos vamos acercando al planeta Tierra, lo vemos en el
espacio rodeado de estrellas, entre el color azul del Cielo y la blancura de
las nubes. Comenzamos a distinguir los continentes, nos acercamos cada vez más,
estamos encontrándonos con la Tierra.
Vamos a llegar a un lugar, donde es de noche. En el cielo
hay luna creciente, pero todo es oscuridad; estamos en una selva, en la jungla.
Podemos escuchar , percibir los movimientos que hay en ella y en esa noche. No
podemos ver, sólo hay sombras. Pero escuchamos ruidos, movimientos de animales.
Percibimos toda la vitalidad de la selva en medio de la noche y la oscuridad.
Es una vitalidad llena de peligros, de amenazas, allí reina lo desconocido.
Nos vamos acercando más y vemos un claro en la selva.
Donde se levanta la construcción de una pequeña aldea. En ella hay luz y un
fuego encendido. Está rodeada por una empalizadacon un puente levadizo y
alrededor hay un foso. Guardias muy armados defienden la aldea, a la que nos
vamos a acercar.
Pasamos por el puente, sobre el foso, porque los guardias
nos permiten entrar, y cruzamos la empalizada. Vemos las casas, las chozas de la aldea. Podemos sentir voces, risas,
olor a comida, movimientos de chicos, el calor del fuego. Vamos pasando entre
las casas, miramos en su interior.
Nos dirigimos hacia el centro de la aldea: allí está toda
la gente reunida, sentada alrededor de un gran fuego que se levanta en el
centro. Hay un estandarte y todos lo rodean: hombres, mujeres, ancianos, niños.
Todos conversan, se cuentan cosas, comparten la comida que se está cocinando
sobre ese fuego, en ese calor. Todos están juntos y se conocen, sentimos que
todos confían el uno en el otro. Hay madres con sus niños, amamantándolos,
cuidándolos, porque allí están todos protegidos.
Acerquémonos al fuego y a esa gente, veámosla de cerca:
los conocemo, somos uno de ellos.
Entren ahora en el cuerpo de uno de los miembros de la
aldea. Son un aldeano de ese lugar. Sientan que pertenecen a ese lugar. Están
protegidos por los guardias, la empalizada y aman el calor de ese fuego. Les
gusta compartir la comida con esos seres queridos; todos estos seres son
conocidos, han compartido tantas cosas
juntos!
Escuchen como se relatan historias antiguas, de la
tradición de la aldea; ustedes también las conocen y les gusta repetirlas y
volverlas a escuchar. Sientan la tibieza del fuego, la confianza de estar allí,
la protección que tienen; nada les puede suceder. Están rodeados por lo
conocido, envueltos en él.
Pero sientan también que más allá de esa gente a la que
pertenecen, y más allá de la empalizada, está la noche y la selva con sus
peligros. Sientan que no quieren entrar en esa selva, sientan el temor a lo
desconocido y al mismo tiempo la alegría de estar muy unidos con todos aquellos
a los que pertenecen.
Leo
“...Visualicen nuevamente la aldea.
Siéntanse dentro de ella. Vean las casas. Y dense cuenta que pueden ver mucho
mejor los contornos, porque está despuntando el sol. Es el alba. Vean a los
miembros de la aldea dormidos, abrazados unos a otros. Vean que el fuego se ha
convertido en brasa. Van a ver que hay alguien que no duerme, que hay alguien
que mira hacia fuera, hacia la selva que comienza a mostrar sus contornos. Ese
alguien quiere conocer qué hay allí, en la selva, quiere experimentar si es
capaz de ir donde los demás no llegaron. Fíjense cómo se pone de pie.
Imagínenlo una mujer u hombre, en cada caso. Vean cómo decide irse de la aldea,
cómo decide probarse a sí mismo, cómo quiere descubrirse a sí mismo más allá de
la aldea. Ustedes son esa persona que se ha dispuesto buscarse a sí mismo,
descubrirse a sí mismo.
Sientan cómo cruza el umbral de la
aldea, cómo se interna en la semioscuridad de la selva. Sientan cómo nos rozan
las enormes hojas húmedas de rocío de los árboles, cómo cruje el piso bajo
nuestros pasos, cómo escuchan la explosión del canto de los pájaros a cada
nuevo rayo de sol, el griterío de los monos. Sientan cómo pueden percibir el
movimiento de animales más grandes. Sientan los olores. Sientan el impacto de
toda esa vida. Sientan cómo ustedes quieren llegar adonde el resto de la aldea
no llegó, cómo quieren llegar a descubrirse. Saber de qué son capaces.
En este camino van a ir
encontrando distintos objetos. En un claro van a ver en el suelo dos cuernos
muy grandes y muy blancos de toro. Agáchense, tóquenlos, sientan sus formas.
Con esos cuernos van a confeccionar un atuendo y se lo van a poner en la
cabeza. Van a sentir que llevan en ustedes el poder del toro. Sientan ese poder
y sigan avanzando. Van a encontrar, entre las ramas de un arbusto, la piel de
un león. Observen su color dorado, tóquenla, recórranla, huelan el olor salvaje
del león. Tómenla y colóquensela sobre sus espaldas, cubriéndose con ella.
Sientan que llevan con ustedes el poder del león, la fuerza del león. Más
adelante van a encontrar muchas plumas de águila. Observen esas enormes plumas,
bellísimas, suaves, flexibles. Van a hacer con ellas otro atuendo, van a
construir dos alas de águila y se las van a fijar en la espalda, y van a sentir que llevan con ustedes la
fuerza del águila, el poder del águila.Con esos atuendos van a seguir
adelante, recorriendo la selva hasta llegar al borde mismo de la selva, donde
quizás nadie haya llegado antes. Van a ver un enorme claro con una colina.
Ustedes van a ascender por esa colina, y cuando lleguen a la cima van a ver que
allí hay cuatro grandes piedras dispuestas en cuadrado. Esas piedras están
toscamente esculpidas. Una representa un toro, otra un león, otra un águila y
la cuarta un hombre. Ustedes van a ponerse en el centro de las cuatro grandes
piedras, y van a darse cuenta que están donde debían haber llegado. Han vencido
la prueba. Van a sentir la alegría de saber que ustedes son los que han vencido
la prueba. Van a sentir cómo el corazón empieza a latir con fuerza y ganas de
bailar, ganas de danzar, ganas de gritar esa sensación de encuentro con ustedes
mismos, ese júbilo por haberse encontrado, por haberse descubierto. Bailen,
dancen, griten si es necesario, hasta que van a mirar al sol muy brillante en
lo alto del cielo. Mirando al sol van a gritar “¡yo soy yo!¡yo soy yo!”... Van
a proclamar su descubrimiento y, al hacerlo, van a ir sintiendo que se
calman, que se tranquilizan,
que ya no necesitan bailar. El corazón se aquieta. Van a sentir que están con
ustedes mismos. Con esa mirada van a observar hacia la selva, el tenue hilo de
humo que indica dónde está la aldea de la cual provienen. Observen ese hilo de
humo y todo lo que les evoca. Sientan también que han comprendido que su camino
es para adelante, sin volver, con calma, porque se han encontrado a ustedes
mismos. Van a seguir adelante, bajando la colina, alejándose de la aldea...
Esta es la imagen para el signo de Leo...”. “... Vamos a tratar de
visualizar otra vez a la persona de Leo, ya sea hombre o mujer. Traten de verla
descendiendo por la colina, quitándose los emblemas (los cuernos de toro, la
piel de león, las alas de aguila...). Traten de verla confiando en sí misma,
confiando en su propio camino, siguiéndose a sí misma, fiel a si misma, sintiendo que ese camino la aleja cada vez
más de la aldea de origen. Traten de sentirse esa persona. Van a ver que a lo
lejos aparece una cadena de montañas. A medida que avancen van a ir cruzando un
inmenso trigal, muy dorado. Sientan como si caminaran en el medio del trigal
sientan como las espigas doradas acarician sus piernas, sus cuerpos. Vean como
se agigantan las montañas. Las montañas forman un arco, y ustedes se dan cuenta
que la aldea en la que nacieron, la selva que atravesaron, formaban parte de un
gigantesco valle. Ustedes van a sentir ganas y la necesidad de atravesar esas
montañas, de descubrir qué es lo que hay del otro lado del valle en donde
nacieron. Sientan que ya llegaron al pie de la montaña, al pie de la cadena de
montañas y empiezan a subir muy confiados y decididos. Quieren ir más allá,
anhelan conocer lo que está del otro lado de su origen. Vean como suben con
mucha fuerza, con mucho ímpetu. Pero, de pronto, van a resbalar y van a rodar,
también se van a golpear y van a volver a subir. Nuevamente van a caer y van a
seguir intentándolo. Van a intentar pasar por un lugar en el que hay una pared
imposible de escalar aunque lo intenten. Van a probar distintos lugares, pero
no van a poder: van a volver a caer, van a volver a golpearse. Tengan la
sensación de que no pueden. No pueden ir más allá. Están cansados, magullados,
golpeados. Sientan el cansancio de esa impotencia. Siéntanse muy cansados,
magullados, golpeados. Sientan el cansancio de esa impotencia. Siéntanse muy
cansados, exhaustos. No pueden lograr lo que se habían propuesto. En la última
caída ya no van a poder incorporarse. Van a quedar al pie de la montaña, en el
suelo, y el gesto que les va a salir, de la congoje, de la impotencia, es el de
abrazarse a la tierra. Abrácense con fuerza a la tierra sintiendo que no pueden ir más allá. Lo
único que pueden hacer es abrazarse a la tierra. Ese abrazo va a provocar un
movimiento casi inconsciente en ustedes: van a empezar a enrollarse. De sus
bocas va a empezar a salir un hilo muy blanco. Con ese hilo van a empezar a
envolverse. Háganlo. Envuelvan todo su cuerpo, empezando por lo pies y la
piernas, en un ovillo. El ovillo de esta sustancia muy blanca misteriosa está
haciendo un capullo con ustedes mismos. Ustedes van a quedar del lado de
adentro del capullo, como una crisálida, hasta que esten completamente
envueltos. Los últimos giros los van a hacer dando vueltas su cabeza. Girando
su cabeza hasta terminar de envolverse. Nosotros vamos a poder mirar lo que ha
quedado de afuera. Vamos a poder mirar el capullo desde afuera y vamos a ver
que tiene una extraña forma: ese capullo ha reproducido la silueta de ustedes,
pero así parecen tener patas de león, cuarto trasero de toro, alas de aguila y
la cabeza parece ser la cabeza de una mujer. Lo que ha quedado al pie de la
montaña es una esfinge. Ustedes están dentro de esa esfinge. Lo único que puede
verse en movimiento es el movimiento de los ojos. Ustedes están observando, con
los ojos muy activos, desde adentro de la esfinge el mundo externo. Van a ver
el trigal, la montaña, el cielo. Obsérvenlo todo mientras están muy quietos y
envueltos en la esfinge. Traten de percibir lo que está pasando no sólo afuera,
sino en el interior de ustedes, dentro de la esfinge. Ustedes van a mirar el
sol, y van a ver cómo un rayo de sol penetra por sus ojos y llega hasta su
corazón e inunda todo su cuerpo. Van a sentir que algo está pasando con
ustedes: una enorme actividad interior. Pero no van a poder ver, no van a saber
qué es lo que está pasando. Algo sucede en el interior de la esfinge, en la
quietud de ese interior, algo sucede. Traten de percibirlo. Aunque quieren
explicarlo no van a poder. Ustedes están ahí al pie de la montaña, esperando.
Esperando que algo suceda en su interior. Esperando...”
Libra
… Vean otra vez el trigal dorado
acariciado por la brisa, vean las espigas, vean a los campesinos trabajando y
las cadenas de montañas que cierran el valle y vean otra vez a sus pies la
esfinge.
Traten
ahora de tomar contacto con lo que está sucediendo allí adentro. Adentro de la
esfinge algo se mueve y la esfinge empieza a agrietarse, a resquebrajarse.
Imagínense como van cayendo trozos de esfinge, como esto se desmorona, traten
de conectarse con lo que está adentro de la esfinge, algo se está moviendo.
Sientan
todo su cuerpo muy liviano, muy suave, ustedes son ahora una hermosa mujer con
alas de mariposa. Traten de sentir como se abren, como van saliendo de ese
caparazón, como van dejando que la brisa los acaricie y los lleve hacia arriba.
Sientan como la brisa empuja las alas y como sin necesidad casi de moverlas son
llevados hacia arriba. Déjense flotar, déjense impulsar por la brisa y miren
ahora desde arriba, el trigal, los restos de la esfinge, las montañas y los
campesinos. Hagan pequeños movimientos en el aire y gocen de ellos. Siéntanse
llevados hacia arriba, hacia la cima de las montañas y ahora ustedes pueden
mirar que hay del otro lado, en el otro lado hay otros valles, otros pueblos,
sientan como un paisaje nuevo, inmenso, se abre al otro lado. También hay ríos
y bosques. Y muy a lo lejos pueden ver una montaña muy oscura, con una luz en
la cima, sientan la atracción por todo ese paisaje nuevo, por saber quienes
están ahí, por encontrarse con todo eso les agrada y ustedes sonríen. Ustedes
están exactamente en la cima de las montañas sin tocar el suelo, levemente
separados del suelo moviéndose en la brisa, mirando todo lo nuevo. Pero también
tienen ganas de mirar hacia atrás, de ver otra vez la colina en la cual
estuvieron, la selva y tratar de ver allá muy lejos donde está la aldea de la
cual partieron. Y eso también es hermoso.
Ustedes
pueden mirar todo, lo que está de un lado y lo que está del otro lado de la
montaña, lo conocido y lo desconocido; traten de registrar la sensación de
amplitud, como todo parece perfecto, hermoso; pero si ustedes deciden ir al
otro lado, si ustedes bajan por la montaña, dejarán de ver la aldea; si ustedes
deciden volver a la aldea, si bajan por la montaña, no podrán ver lo nuevo.
Sientan por un momento esa tensión, la sensación de que, si se mueven, pierden
algo, pierden algo de esa inmensa belleza. Quizás vacilen pero sientan que lo
que realmente quieren es estar allí, en el medio, mirando ambos lados,
contemplando la inmensidad, viendo que todo es perfecto, perfecto como sus alas
maravillosas, como la belleza de ustedes.
Hay
tanta belleza afuera como en ustedes. Ustedes se van a quedar allí,
contemplando, contemplando la inmensidad sin elegir.
Esa es la
imagen para el signo de LIBRA
Escorpio
… Vean otra vez a la hermosa mujer con alas de mariposa, flotando
en la brisa, un poco por encima de la cadena de montañas; vean otra vez su
sonrisa, como brillan las alas bajo el sol. Y vean otra vez atrás la aldea, la
selva y adelante nuevas aldeas, ríos, valles y la montaña oscura y gigantesca
al final, con una luz en su cima. Y ahora, vean como la mirada de la mujer se
posa sobre una roca en la montaña. En esa roca está clavada una espada.
Ustedes son esa mujer y van a ir
hacia la espada. La van a tomar suavemente, van a tocar la empuñadura y con
mucha suavidad van a extraerla de la roca. Miren la espada que brilla al sol,
toquen su filo, sientan su fuerza y su poder. La mujer se está transformando.
Ustedes ya no son una mujer si no un guerrero y se sienten llenos de valor,
llenos de decisión, quieren ir hacia el mundo nuevo, quieren conocer las nuevas
aldeas, quieren cruzar la montaña. Sientan el deseo profundo de encontrarse con
lo desconocido, cueste lo que cueste, sintiendo esto se van a lanzar hacia
abajo, ladera abajo por la montaña, velozmente, decididos. Sientan como anhelan
descubrir lo desconocido que está allá, lo que nunca vieron, ya están llegando
al pie de la montaña...
Ahora, llegan al valle que está
del otro lado, mientras corren por él, se abre una grieta profunda en la
tierra. Una rajadura oscura se interpone en su paso, vean debajo de la tierra
algo se mueve, algo pugna por salir. Lentamente, va surgiendo de la tierra un
inmenso reptil: es un dragón. Vean sus facciones horribles, su piel escamosa,
húmeda, que viene de las profundidades, desde lo más oscuro, y tiene fuego en
las fauces. Vean sus garras, su poderosa cola, sus enormes alas, todas ellas de
piel viscosa, mientras arroja fuego por la boca. Este ser les impide el paso y
quiere destruirlos. Pero ustedes no retroceden, si no que se deciden a luchar.
El se lanza sobre ustedes y comienza la batalla. Vívanla, sientan las heridas
que se hacen los dos, mutuamente.
De pronto, de un golpe, ustedes
cortan la cabeza del dragón y ésta rueda. Sienten que han vencido. Nuevamente,
corren hacia lo desconocido, pero entonces ven que al dragón le crece otra
cabeza y que otra vez se lanza contra ustedes. Vuelven a luchar contra él, y
ahora perciben que esto ya ha ocurrido muchas veces. El dragón es invencible,
pero ustedes tampoco pueden dejar de luchar. Sienten el cansancio de la batalla
y el dolor que hay allí.
Entonces, miran los ojos del
dragón y dentro de ellos descubren algo nuevo: hay ternura en su mirada. Los
dos están exhaustos, ya no quieren seguir peleando. Acérquense al dragón,
véanlo de cerca, vean esa piel de milenios, que viene de lo más oscuro de la
tierra. Acarícienla. Ese dragón tan antiguo se deja tocar.
Ustedes sienten ahora deseos de subirse a él, de sentarse a
horcajadas sobre su lomo. Lo hacen. Ahora pueden sentir el cuerpo del dragón latiendo
poderosamente bajo ustedes. Sientan como el dragón comienza a volar con ustedes
encima. Se lanza hacia el cielo, cada vez más alto, hacia el sol, hacia una
libertad cada vez mayor. Sientan la potencia de ese vuelo, hasta que de pronto
el dragón comienza a descender y se lanza hacia la tierra. Ustedes, desde
arriba, ven que vuela sobre una aldea y que con sus llamas destruye las casas,
ven a la gente correr aterrorizada, pero no pueden detener al dragón. De nuevo,
vuelve a ascender el cielo, y ustedes suben y bajan con él, y cada vez que
baja, ustedes destruyen con él, muchas veces. Sientan ese vuelo hacia arriba y
luego hacia abajo, sientan como él comienza a obedecerlos pero aún es él, el
dragón, el que guía el vuelo, es muy poderoso, tanto cuando sube al cielo como
cuando baja a la tierra...
Sagitario
… Vean otra vez al dragón en su
vuelo y vean al jinete, al guerrero, están cada vez más cerca uno del otro, se
comprenden uno al otro cada vez mejor, pero vean aún como el dragón sube y
baja.
Traten de volver a registrar la
sensación de que no pueden terminar de controlar al dragón y de que están
cansados, están exhaustos con este vuelo, y traten de sentir que solos no
pueden resolver la situación, que no van a controlar nunca al dragón por sí
mismos. Ustedes van a desenvainar la espada y así van a pedir ayuda para que
este proceso llegue a su final y, desde la montaña oscura que está al fin del
camino con una luz en la cima, verán como sale un rayo de luz y ese rayo de luz
inunda al dragón. Traten de sentir esa luz en el cuerpo y en el corazón y
sientan como todo se transforma, como ya no son el guerrero si no que son un
jinete con ropas muy livianas que cabalga un hermoso caballo blanco en la
pradera.
Sientan el viento en la cara, en
el cuerpo, sientan el movimiento del galope, la ondulación y sientan bajo su
cuerpo al caballo, al caballo muy blanco. Acaricien su cuello, sientan que
dócil es, sientan su fuerza, su nobleza, como responde a la más mínima presión
de sus rodillas. Abrácense con el caballo y dejense llevar a gran velocidad
atravesando el viento, atravesando distintos paisajes, gozando de ese galope,
de ese movimiento.
Ahora, están pasando a través de
una doble fila de columnas. A la derecha son blancas, a la izquierda son
negras. Ustedes pasan por el medio. Ni siquiera las miran. Van siguiendo la
estela de una flecha de fuego, de ese movimiento.
Traten de conectarse con la flecha
de fuego que va delante de ustedes. La están siguiendo. No porque la obedezcan
si no porque corresponde a su propia naturaleza ir allí donde va la flecha.
Sientan como el caballo muy dócilmente también sigue a la flecha, como si
fueran una unidad: caballo, jinete y flecha. Y sientan que van cambiando los
paisajes a veces la flecha parece llegar a destino hundiéndose en un bosque
pero, cuando ustedes llegan allí, emerge por otro lado o desaparece detrás de
la montaña y nuevamente cuando ustedes llegan, ven que aún sigue en camino.
Sientan la alegría de este galope, la alegría de esta
búsqueda, la alegría de este viaje. Ustedes son como un río que va hacia el
mar. No importa cuantas curvas, cuantas vueltas, lo importante es el
movimiento, el galope, la docilidad del caballo, el fuego de la flecha. Ustedes
viajan, viajan sin fin...
Capricornio
Vean otra vez al jinete con sus ropas ligeras galopando al
viento en su hermoso caballo blanco. Traten de conectarse nuevamente con la
sensación del galope, con la libertad, la sensación de inmensidad, de vastedad,
con la entrega a la dirección que va marcando la flecha de fuego en el cielo. Y
vean ahora como la flecha se acerca a una montaña muy grande y oscura, que
tiene una luz en la cima, semioculta por nubes, y vean como la flecha entra en
esa luz y desaparece en esa luz. Ustedes sienten que han llegado a destino y
esa montaña, la cima de esa montaña, es el lugar.
Tengan la sensación de llegar a
los pies de una montaña muy alta, de roca muy oscura, miren hacia arriba y vean
como la cima se pierde entre nubes. Ustedes comprenden que tienen que descender
del caballo y de un alforja van a extraer un manto con una capucha, se cubrirán
con ellos y se despedirán del caballo. Ya no puede acompañarlos.
Y ahora van a emprender la
ascensión. Sientan como buscan el camino entre las rocas escarpadas y avanzan
con enorme convicción, porque van a llegar aunque la cima esté muy lejos.
Ustedes se han propuesto llegar, paso a paso. Vean como estudian
meticulosamente donde poner los pies, donde poner las manos. No hacen ningún
exceso de energía ni de entusiasmo, porque tienen que llegar. Ustedes no pueden
fracasar.
Sientan las rocas en las manos,
muy frías y heladas. Sientan el viento que atraviesa el manto. Allí hace mucho
frío y se hace difícil respirar. Y ustedes van subiendo paso a paso,
lentamente. Vean como cada tanto aparecen arroyos, torrentes de agua muy claras
en los cuales nadan peces de hermosos colores, pero ustedes ni siquiera los
miran. Tienen que seguir adelante, tienen que llegar a la cima. Piensen que han
caminado durante mucho tiempo sin descanso, han trepado, han ascendido. Sientan
que están avanzando ya entre las nubes. Casi no pueden ver nada, envueltos en
niebla. Observen que las rocas están cubiertas de nieve. Están cubiertas por
hielo pero ustedes siguen con gran esfuerzo, dispuestos a llegar.
Y vean que ahora, prácticamente han
llegado a la cima, han llegado allí donde se acumula el hielo y la nieve y
frente a ustedes, brilla un inmenso resplandor, casi enceguecedor. Ustedes
sienten que esa es la meta, que ya han llegado y van hacia el resplandor
caminando y hundiéndose en la nieve. Pero, cuando se acercan, advierten que el
resplandor está del otro lado de un gran abismo. Miren hacia abajo y vean ese
abismo, profundísimo. No pueden ver el fondo y él los separa de la luz.
Ustedes caminan buscando como
cruzarlo, hasta que ven un puente de cuerdas colgante, sacudido por el viento.
Es muy endeble pero ustedes sienten que con eso les alcanza. Y por ahí van a
cruzar. Pero un momento antes, deciden darse vuelta para volver a mirar todo el
camino que recorrieron desde el principio. Acérquense al borde de la montaña y
miren hacia abajo para entrever al caballo, al hermoso caballo blanco que los
acompañó, miren mucho más lejos, hacia el campo donde lucharon con el dragón y
las aldeas destruídas, miren más allá, la cadena de montañas que separa el
valle de origen y en él vean el trigal, las colinas con las estatuas, vean la
selva y la aldea de la cual partieron, sientan como ese camino es el camino que
recorrieron. Es todo lo que han hecho, sientan la satisfacción por haberlo
hecho bien.
Sientan el aplomo, la seguridad de
haber cumplido con la tarea. Ahora, se dan vuelta para cruzar el puente… pero
cuando van a hacerlo descubren que en él hay un extraño animal que les impide
el paso. Es muy grande, es una gran cabra que tiene un ojo en la frente y una
cola de saurio, una cola de lagarto que cuelga por el cuerpo. Observen la
mirada de ese animal. Los mira muy fijamente y les va a hacer una pregunta.
Escuchen su voz, su voz es como miles de voces al unísono y esas miles de voces
les preguntan: “¿Quién ha hecho este camino?”. “Sólo se sabes contestar esta
pregunta podrás pasar”.
Miren fijamente al animal y
escuchen otra vez la pregunta: “¿Quién ha hecho esta camino?”
Esta es la imagen para el signo de CAPRICORNIO
Acuario
Vamos a sentarnos lo más cómodo posible. Tratemos de
registrar nuestra respiración y vayamos acompañando el ritmo de la misma,
viendo como se va distendiendo. Vamos sintiendo como se relajan todos los
músculos de la espalda, como se aflojan los hombros, como se distiende el cuello
y también como se van relajando todos los músculos de la cara, alrededor de la
boca y alrededor de los ojos. Estamos entrando en un nivel de percepción más
percepción más profundo en el que nos disponemos a tomar contacto con la
energía del signo de ACUARIO…
Vean otra vez el personaje
encapuchado cubierto por el manto en la cima de la montaña de roca oscura, en
esa cima cubierta por la nieve y por el hielo. Traten de sentir otra vez el
soplo del viento helado, respiren el aire de alta montaña con toda su vitalidad
y vean del otro lado del abismo el resplandor enceguecedor, la meta y
enfréntense otra vez con el ser que esta sobre el puente colgante. Imaginen
nuevamente a la gran cabra con un ojo en la frente y con cola de saurio.
Escuchen otra vez la pregunta, escuchen otra vez esas miles de voces, ese coro
que pregunta, que les pregunta a ustedes: “¿quién ha hecho este camino?”
Sientan las ganas de contestar
“YO” de contestar “YO” con mucha fuerza, pero sientan que algo se abre dentro
de ustedes y desde el corazón ustedes dicen “la vida”, “la vida lo ha hecho”.
Cada una de las etapas de la vida. Y sientan, al decir esto, vean, escuchen, un
trueno y como un rayo surge del cielo y golpea el puente y lo rompe y la cabra
cae. La cabra cae al abismo. Ustedes ya no tienen más ante si el obstáculo de
la cabra que les impide el paso pero tampoco tienen puente. Y sientan como, sin
embargo algo ha cambiado en ustedes. Ustedes se quitan la capucha y el manto y
ya no sienten frío y han decidido saltar, saltar al otro lado aunque sea
absolutamente irracional. Aunque sea imposible. Ustedes saben que pertenecen al
otro lado.
Miren otra vez el abismo y salten.
Siéntanse en el vacío, sientan que no tienen donde apoyarse, y también que no
van a llegar al otro lado y, sin embargo, confíen. Antes de caer van a poder
ver que una luz que sale del resplandor comienza a envolverlos. Sientanse
envolver por esa luz. Sientan que esa luz es vuestra propia luz, que es una
sola con su cuerpo y sientan que esa luz los transporta suavemente hasta el
otro lado del abismo y ahí están, en medio del resplandor. Vean como surgen
siluetas, como aparecen personas en medio del resplandor que vienen al
encuentro, que los saludan. Esa gente que ustedes jamás habían visto y, sin
embargo, la conocen. Saben que la conocen desde siempre, que hay algo
irrevocablemente común. Vean como sonríen, como si los estuvieran esperando, y
ustedes van hacia allá. Cuando van hacia ellos miran hacia atrás y pueden ver
como por la montaña oscura, por distintos caminos, están ascendiendo
encapuchados. Ninguno ve al otro. Cada uno cree estar solo por distintos
caminos. Pero ustedes ya no tienen tiempo de mirar hacia atrás, los otros los
llaman.
Y ahora les van a entregar un cántaro. Tomen ese cántaro.
Ustedes van a imaginar la forma, el color que más les agrade, porque ese
cántaro tiene que representar profundamente sus deseos y con ese cántaro van a
ir hasta una fuente en medio de una roca de la que surge un agua muy
transparente. Vean como todos los demás hacen lo fresca que es y llenen el
cántaro. Vean como todos los demás hacen lo mismo y, sin necesidad de decir
nada, todos van hacia el borde de la montaña, cuando ahí llegan, arrojan el
agua de sus cántaros hacia abajo. Ustedes hacen lo mismo. Vean como esa agua
transparente se va abriendo camino y va llevando vida hacia abajo, creando
torrentes, y más allá creará arroyos y ríos hasta formar el mar.
Piensen que ustedes van a ir desde
el borde hasta la fuente, muchas veces con los demás, llenando su cántaro y
vaciándolo. Sientan que hay una música dentro de ustedes y dentro de todos, que
no se necesitan hablar. Solo hacen lo que tienen que hacer. Tomar el agua con
el cántaro y vaciarla hasta que se formen los ríos, para que haya más vida. Esa
es su tarea.
Esta es la imagen para el signo de ACUARIO
Piscis
… vean otra vez el resplandor en la cima de la montaña y
vean como caen los torrentes de agua cristalina por la ladera en todas
direcciones. Siéntanse otra vez allí dentro del resplandor rodeados de luz
escuchando una música en silencio, llevando el cántaro, y tengan otra vez la
sensación de mirar a sus compañeros, cada uno tiene una estrella en la frente y
no necesitan hablar para hacer lo que hay que hacer. Traten de recrear esa
fluidez, ese encuentro, esa libertad y hacer. Traten de recrear esa fluidez,
ese encuentro, esa libertad y ahora, sin que nadie diga nada ustedes sienten
que tienen que dejar el cántaro, el hermoso cántaro y ven cómo cada uno de los
demás también lo hacen. Los cántaros se van apilando y ustedes se alejan de
ellos y van con los demás al borde de la montaña. Miran hacia abajo ahora y van
a ver que la montaña está rodeada por el mar. Está rodeada por un inmenso
océano y que llega al horizonte sin límites, en las cuatro direcciones.
Miren ese mar de olas bien
grandes, muy grandes, y vean la potencia de sus olas, su energía, y ustedes
sienten lo que tienen que hacer. Ustedes saben lo que tienen que hacer. Se van
a tomar de la mano de los demás compañeros de la montaña y todos juntos se van
a lanzar desde la montaña hacia el mar. Sientan la caida y sientan su entrada
al agua. Entran profundamente en ella y traten de tener la sensación de
disolverse en el agua, de fundirse en ella y dejar que el agua penetre. Y
ustedes van a ir hacia abajo, hacia las profundidades. Dejense llevar hacia las
profundidades del mar y vean como allá ya no llega la luz del sol.
Han atravesado la zona con peces,
con algas pero ahora entran en una zona oscura donde ya no llega la luz.
Siéntanse por un momento como disueltos en este abismo oscuro, sin luz hasta
que recuerden que tienen una estrella en la frente y esta estrella les va a
permitir alumbrar el camino. Y al hacerlo, van a mirar hacia otros lados y van
a poder ver las estrellas de los demás compañeros diseminados por el fondo del
abismo…
Traten de recorrer esa imagen en
el fondo del abismo. Es como si el cielo estrellado flotara en el fondo del
mar. Ustedes ya no se sienten solos y entonces van a nadar aún más hacia la
profundidad. Sientan cómo han llegado al fondo iluminados por la estrella y
allí ene ese fondo van a encontrar rocas, rocas muy antiguas cubiertas de
algas. Tóquenlas, sientan la antigüedad de esas piedras. Y ustedes van a ver
que debajo de esas piedras hay cangrejos, cangrejos atrapados bajo las piedras…
que no pueden nadar…
Ustedes van a sentir el impulso de
remover esas piedras y de liberar a los cangrejos y van a hacer eso. Van a
remover las rocas y al hacerlo van a ver como los cangrejos se liberan y nadan
hacia arriba y pasan al lado de ustedes pero ellos no los van a ver, no los
pueden ver y ustedes van a seguir removiendo las rocas en el fondo del abismo,
pero ustedes pueden ver que las demás estrellas hacen lo mismo. Remueven las
rocas.
Y van a ver como centenares de
cangrejos ascienden, salen de la oscuridad y van hacia la luz, sin verlos a
ustedes. Ustedes van a sentir que su lugar es éste, en el fondo del abismo,
removiendo las rocas mientras los cangrejos ascienden. Las estrellas descienden
y los cangrejos ascienden. Ustedes van a sentir que esa es la vida…
Esta es la imagen para el signo de PISCIS…
puede que falten las visualizaciones de Leo y Virgo...?
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BorrarHola, puede ser que falten las visualizaciones de leo y virgo?
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Borrargracias!!!!!
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